Psicólogo en Sevilla – Federico Casado Reina

¿Qué son los prejuicios y cómo se forman?

Los prejuicios son actitudes generalmente negativas hacia los miembros de un grupo social, pero basado únicamente en la pertenencia. Es un juicio previo porque antes de conocer a la persona en concreto o al grupo al que pertenece, ya se tiene una opinión formada -generalmente, llena de tópicos-, aunque también existen prejuicios positivos, como por ejemplo la inteligencia de los asiáticos o la capacidad de trabajo de los alemanes.

La discriminación es un comportamiento negativo.

Que el prejuicio sea una actitud, implica dos consecuencias:

  1. Funciona con un esquema cognitivo que nos ayuda a ordenar, a clasificar la información sobre los grupos sociales. Prestamos más atención a la información más oportuna para el prejuicio, con lo que la recordamos mejor.¿Qué son los prejuicios?
  2. No sólo incluye evaluaciones negativas, sino que también incluyen emociones negativas (en este caso por ser el prejuicio, aunque esto no quiere decir que todas las actitudes tengan evaluaciones o emociones negativas). Los componentes negativos del prejuicio están muy relacionados entre sí.

Al pensar en el prejuicio, se suele pensar en las cargas emocionales, no en los prejuicios raciales-étnicos-religiosos, pero la verdad es que existe una relación muy estrecha entre el componente cognitivo (el estereotipo) y los componentes afectivos. 

El componente cognitivo del prejuicio (el estereotipo) funciona como un mecanismo de ahorro cognitivo. Cuando nos encontramos con una persona que hemos estereotipado, nuestras actitudes y nuestra forma de percibir a esa persona saltan inmediatamente. Por eso, es tan difícil de eliminar un prejuicio, porque cumple una función cognitiva, es decir, una utilidad.

Orígenes del prejuicio

Existen tres teorías básicas sobre los prejuicios:

Los estereotipos

El componente cognitivo del prejuicio es el estereotipo, que es la creencia que tenemos en que todos los miembros de un grupo comparten determinadas características y que actúan de una forma similar; éste puede no estar justificado (no tener base) o tener una cierta justificación (en los casos en que hay una cierta base y el estereotipo es erróneo por la sobregeneralización (como por ejemplo, en que todos los suecos son rubios y altos).

Los estereotipos son marcos cognitivos formados por conocimientos y creencias de grupos sociales y específicos que implican la generalización de características típicas a miembros de esos grupos sociales.

Al igual que las actitudes, los estereotipos son atajos cognitivos que nos permiten de forma rápida comprender el comportamiento de los demás y procesar la información. La información que está relacionada con nuestros estereotipos se procesa de forma más rápida y, al mismo tiempo, a la información que es más consistente con nuestros estereotipos se le presta más atención (la que es menos consistente es rechazada y negada). Los estereotipos producen ahorros cognitivos de la información.

En un principio se creía que los estereotipos actuaban a través de los sentimientos, pero en los últimos años se ha demostrado que también tienen un impacto en nuestros pensamientos a través de las emociones, considerándose actualmente que actúan a través tanto de las emociones como de las cogniciones. 

También se produce lo que se denomina la correlación ilusoria, que es la tendencia a sobreestimar la tasa de comportamientos negativos en grupos relativamente pequeños. Este fenómeno nos ayuda a entender y explicar por qué los miembros de los grupos mayoritarios suelen atribuir comportamientos y tendencias negativas a los grupos minoritarios (“los blancos tienden a correlacionar ser negro con los delitos”). Los hechos distintivos (esto es, la información que nos llama más la atención) se codifican de forma más rica y accesible. Cuando llevamos a cabo juicios relacionados con la información distintiva tendemos a recuperar mucho más fuerte e intensamente esa sobrevaloración y con más frecuencia (“para un blanco en EE.UU. pertenecer a una minoría étnica nos llama más la atención”). Ante dos hechos que son distintivos, cada vez vamos a recuperar más fácilmente los ejemplos y a subestimar la relación entre ellos. Investigaciones posteriores han encontrado que no es tan relevante que la información sea tan distintiva al principio porque ésta puede ser en momentos posteriores y producir una correlación ilusoria cuando tenga lugar.

 

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