Psicólogo en Sevilla – Federico Casado Reina

¿Qué es el trastorno bipolar?

El trastorno bipolar, también conocido como trastorno maníaco depresivo, es una enfermedad mental que se caracteriza por la alternancia de fases depresivas y de euforia (manía), y que tiene tendencia a volverse crónica. Cuando un paciente pasa de un trastorno a otro, se dice que vira, y los episodios también pueden precipitarse por medicación, cambios climatológicos, alteraciones sociales, etc.

La tristeza y la alegría se consideran reacciones normales en las personas ante determinadas situaciones de la vida. En el primer caso es natural sentirse afligido ante una pérdida o privación (muerte o separación de un ser querido, despido laboral, enfermedad, desengaño…); al igual que los éxitos, los deseos cumplidos y cualquier acontecimiento agradable, nos provocan alegría. Sin embargo, cuando los trastornos afectivos resultan excesivos, o se prolongan demasiado en el tiempo, pueden llegar a ser patológicos y requerir atención en salud mental.

El trastorno bipolar afecta por igual a hombres y mujeres, a diferencia de la depresión que es más frecuente en mujeres. Lo más frecuente es que la enfermedad se manifieste por primera vez entre los 10 y los 24 años, y se haTrastorno bipolar observado una mayor incidencia de trastornos afectivos entre las personas separadas y divorciadas, así como en aquellos que poseen un mayor nivel socioeconómico.

El trastorno bipolar puede ser hereditario, aunque no se ha identificado el defecto genético que podría causarlo. Se desconocen las causas de los trastornos afectivos, aunque se cree que son el resultado de un conjunto de factores neurobiológicos y psicosociales. El trastorno bipolar es el trastorno psiquiátrico que tiene mayor asociación familiar; así, hasta el 50% de los pacientes bipolares puede tener un familiar de primer grado con un trastorno psiquiátrico grave.

Cada individuo presenta su particular manifestación de la enfermedad: algunas personas se caracterizan por presentar períodos de manía de baja intensidad (denominados «hipomanías») mientras que otros las sufren con extrema violencia. Otros pueden experimentar estados de ánimo depresivos durante períodos cortos de tiempo, mientras que otros se sumen en largos períodos de abatimiento. Incluso en algunas ocasiones,determinadas personas pueden experimentar experiencias de carácter psicótico, como delirios o alucinaciones.

Durante las fases maníacas en el trastorno bipolar el paciente experimenta sentimientos de euforia excesivos y desproporcionados, y su actividad física también es exagerada. La manía es menos frecuente que la depresión y suele pasar más desapercibida, ya que las personas que sufren episodios de manía no siempre los consideran un problema mental y a menudo no los consultan con el médico, sobre todo si la manía se manifiesta sin que se haya producido un episodio depresivo previo.

En los episodios depresivos típicos, por lo general, el enfermo que las padece sufre un estado de ánimo entristecido y desesperanzado,una sensación de inadecuación y aislamiento profundo junto a una pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, una disminución de su vitalidad y de la energía que provoca una reducción de su nivel de actividad y a un cansancio exagerado, que aparece incluso tras un esfuerzo mínimo.

A continuación se presentan algunos de los síntomas más característicos de esta fase depresiva:

El Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales de la APA (American Psychological Association) define la manía como un periodo de al menos de 1 semana caracterizado por un estado de ánimo que no es el habitual en la persona y en el que se muestra excesivamente animado y motivado a hacer tareas, y también pueden aparecer síntomas de irritabilidad. Los síntomas típicos de esta fase son los siguientes:

El trastorno maníaco depresivo suele comenzar con un episodio de depresión, que se alternará con periodos de manía a lo largo de la enfermedad. La intensidad y alternancia de las fases de depresión y manía dependerá del tipo de trastorno bipolar que sufra el paciente. El diagnóstico de esta enfermedad se basa en los síntomas que caracterizan a los periodos, tanto depresivos, como maníacos, que deben ser determinados por el profesional de la salud mental para prescribir el tratamiento correcto en cada fase, aunque muchos pacientes manifiestan a la vez síntomas maníacos y depresivos, que es lo que se conoce como estado bipolar mixto.

Es importante destacar que en algunas ocasiones los episodios depresivos o maníacos pueden ir acompañados por síntomas de carácter psicótico como alucinaciones (escuchar, ver o ‘percibir’ la presencia de determinados estímulos que no se hallan presentes), ideas delirantes, falsas creencias personales no susceptibles a la razón o a evidencia contradictoria y que no se derivan de condicionantes culturales.

Quizás los episodios más incapacitantes, desconcertantes e incómodos para el individuo son aquellos que involucran síntomas característicos de la depresión y del episodio maníaco y que se pueden presentar durante el mismo día, a los que se les llama «episodios mixtos»: el paciente se encuentra excitado y ansioso pero al mismo tiempo también se siente irritable y deprimido en lugar de sentirse ‘en la cima del mundo’.

Clasificación del Trastorno Bipolar

El Trastorno bipolar podría clasificarse en:

  1. Trastorno bipolar I: para diagnosticarlo la persona tiene que haber presentado episodios maníaco-depresivos, o maníacos puros. Es la forma más grave de la enfermedad
  2. Trastorno bipolar II: el paciente sufre episodios depresivos mayores de corta duración, que alternan con episodios hipomaníacos.
  3. Trastorno ciclotímico: Es una forma leve de la enfermedad maníaco depresiva, en la que los síntomas depresivos y los síntomas maníacos tienen una intensidad leve-moderada y suelen durar unos pocos días, aunque se repiten con frecuencia a intervalos regulares.

Este trastorno requiere tratamiento psicofarmacológico y atención de base con seguimientos regulares; el Trastorno Bipolar es una psicopatología grave y debido a su gravedad, esta patología raramente puede tratarse sin medicación, pues es necesario estabilizar el estado de ánimo del paciente. El tratamiento suele caracterizarse por la administración de Litio, aunque pueden emplearse otros fármacos para el tratamiento como el valproato, la carbamazepina o la olanzapina. El diagnóstico temprano y acertado junto con la elección y aplicación del tratamiento psicoterapéutico y farmacólogico más adecuado son la única medida viable y con ciertas garantías de éxito para evitar algunas de las posibles secuelas que arrastra esta enfermedad.

No obstante, el psicólogo juega también un papel muy importante en este tipo de trastorno, orientando y dando información, técnicas y habilidades tanto al paciente, como a sus familiares, fomentando la adherencia al tratamiento mediante diferentes técnicas motivacionales. El psicoterapeuta también aborda otros problemas asociados al trastorno, como problemas de autoestima, gestión del tiempo, resolución de problemas, identificación de síntomas prodrómicos (es decir, de síntomas que habitualmente alerta acerca de la inminencia de la ocurrencia de una crisis maníaca), entre otros.

Es importante destacar que mas del 50% de los pacientes con trastorno bipolar abusan del alcohol u otro tipo de sustancias durante su enfermedad.

Salir de la versión móvil