Todos los años después de las vacaciones tenemos muchas buenas intenciones y objetivos: «voy a empezar a ir al gimnasio», «voy a empezar a adelgazar», «voy a empezar un curso de inglés», «voy a dejar de fumar»… pero ¿qué pasa después del primer mes? Algunos consiguen llegar incluso al segundo -haciendo no pocos esfuerzos-, pero normalmente muchas de las metas después de las vacaciones quedan, sencillamente, incumplidas.
Entonces ¿qué nos sucede? Ante todo, debemos ser realistas y pacientes: los resultados no se obtienen de la noche a la mañana y es necesaria paciencia y constancia para lograr cualquier meta que nos propongamos. Debemos plantearnos si realmente queremos llevar a cabo ese objetivo: muchas veces terminamos las vacaciones con ganas de llevar a cabo un montón de propósitos y cosas que cambiar, pero realmente son deseos que exteriorizamos como algo ideal pero que no estamos dispuestos o preparados para llevar a cabo de momento. Es entonces cuando la fuerza de voluntad es imprescindible para perseverar en nuestras intenciones si queremos conseguir un resultado.
La fuerza de voluntad se puede definir como la capacidad que tienen las personas para aplazar el placer inmediato de ciertas acciones (la comida, el tabaco, gastar dinero, etc.) con el fin de conseguir un beneficio a largo plazo (adelgazar, mejorar la salud, ahorrar, etc). Pero, a veces, tal y como concluyen algunas investigaciones, resistirse de manera continua a las tentaciones puede llegar a fatigar por exceso de uso, como si de un músculo se tratara. Y para recuperar la falta de voluntad perdida, hay que ejercitar el autocontrol, que es lo que permitirá alcanzar los objetivos propuestos. Desde la APA (Asociación Americana de Psicología) apuntan una serie de tácticas para aumentar el autocontrol tales como mantenerse lejos de la tentación: aunque suene al consabido “ojos que no ven, corazón que no siente”, un estudio reciente encontró que los trabajadores de oficina que guardaban dulces en un cajón los consumían menos que quienes los tenían a plena vista. Otra técnica importante en la gestión del autocontrol es la implementación de la intención, es decir, tener un plan establecido con anterioridad para enfrentarse a situaciones que podrían perjudicar la decisión tomada ayuda a no tener que aplicar la fuerza de voluntad.
Tener una alta motivación puede contribuir a mantener el autocontrol y la perseverancia en busca de unos objetivos. Sin embargo, es importante definir qué metas se quieren lograr, para qué y qué se conseguirá con ello. Estar agotado en un área puede reducir el autocontrol en otras. Por este motivo, no tendría demasiado sentido tratar de dejar de fumar, empezar a practicar deporte y adoptar una dieta sana, todo al mismo tiempo. Los estudios señalan que es más efectivo plantearse los objetivos de uno en uno. Y una vez que se haya incorporado como rutina (por ejemplo, practicar ejercicio con regularidad), ya no se necesita tanto esfuerzo para mantenerlo.
Es evidente que la vida está llena de incertidumbre y no se puede planear todo, pero tener metas claras nos ayuda a enfocarnos, a usar y desarrollar nuestras habilidades y nuestras fortalezas de carácter, a estructurar nuestro tiempo y a tener una sensación de control, logro y éxito. Las investigaciones demuestran que plantearnos y alcanzar metas contribuye significativamente a nuestro bienestar.
También podemos añadir que Edwin Locke y Gary Latham, de las Universidades de Maryland, (EEUU), y Toronto (Canada) respectivamente, han visto que hay metas de “acercamiento”, que nos acercan a algo que deseamos, y otras de
Claves para conseguir nuestras metas después de las vacaciones
- Aceptación del estado de las cosas: lo primero y más importante es mirar el estado de cosas actual y proyectar cómo queremos que sea en el futuro, esto supone no idealizar ni negar la realidad. Para poder mejorar algo hay que reconocer que se necesitan cambios. Un gran enemigo de las metas es fantasear en exceso; debemos tratar de centrar nuestros esfuerzos y energías en concretar los pasos necesarios para lograr nuestra meta, identificar obstáculos, etc. más que en fantasear acerca de su consecución.
- Serenidad: debemos tomarnos los procesos con calma, entender que lograr que se cumplan mis expectativas requiere de tiempo y constancia, que es importante para lograr nuestras metas.
- Potenciar emociones positivas: Celebrar y felicitarse por los logros alcanzados, aunque estos sean pequeños, ya que son los indicadores que vamos por el camino correcto y son el combustible para seguir adelante.
- Evitar el efecto “de perdidos al río”: este efecto es bien conocido por aquellos que tratan de seguir una dieta o dejar una adicción. En el momento en el que damos un paso en falso, pensamos: “de perdidos al río” y dejamos de esforzarnos por lograr nuestra meta. Las metas a corto plazo e inhibitorias (en las que queremos dejar de hacer algo) son más vulnerables a este efecto. Podemos evitarlo estableciendo nuestras metas a más largo plazo y de forma adquisitiva. Si tenemos un momento de debilidad y nos desviamos de nuestro objetivo, no pasa nada, no dramaticemos ni nos culpemos: retomamos y seguimos hacia adelante.
- No caer en la procrastinación (término muy de moda que no es otra cosa que el clásico «dejar las cosas para luego») cuando sentimos que la meta es dura de lograr y llegamos a plantearnos si realmente merece la pena, podemos caer en posponer e incluso en abandonar totalmente nuestro objetivo. Auto imponernos una agenda con fechas límite y objetivos claros (metas a corto y medio plazo) nos ayudará a evitar este fenómeno. De esa manera es más fácil conseguirlo: al cumplir ese plazo podemos ponernos otro, pues tendremos la sensación de que sí somos capaces. Esto nos subirá la autoestima y nos dará fuerzas para continuar.
- Evitar las conductas «automáticas»: en ocasiones llevamos a cabo ciertas conductas no porque en realidad las hayamos meditado, sino porque nos hemos acostumbrado a realizarlas o porque vemos que los demás hacen lo mismo. Este tipo de conductas pueden ser un obstáculo para lograr nuestras metas: pregúntate si lo que estás haciendo te acerca realmente a tus metas o no.
- Establecer estrategias del tipo “Si X, entonces Y”: tales estrategias consisten simplemente en tratar de anticipar qué es lo que haremos en determinadas situaciones en función de lo que pueda ocurrir, más allá de la mera improvisación. Aunque es una estrategia sencilla, ofrece muchos beneficios frente a la simple improvisación.
Y para terminar, es también importante darnos algunos caprichos si al final de la semana hemos conseguido cumplir nuestros objetivos: estos pequeños premios supondrán impulsos para mantener la motivación y la ilusión. Compártelo con tus amigos y/o familiares. De esta manera adquirirás un compromiso no sólo contigo, sino también con los que te rodean, por lo que te será más difícil posponer tu acción y te comprometerás a llevarla a cabo hasta el final.