La comunicación no verbal es el conjunto de todos aquellos movimientos, gestos, posturas, que transmiten un mensaje a la persona que nos acompaña en ese momento. Constituye un tipo de lenguaje no hablado y se lleva a cabo, generalmente, de manera inconsciente.
La Psicología de la Comunicación establece que entre el 50 y el 70 % de los mensajes emitidos o recibidos son no verbales y sólo una parte puede controlarse voluntariamente.
La mayor parte de la comunicación no verbal se realiza en apoyo del lenguaje en forma que los gestos, miradas y la expresiones faciales, ya que en muchas ocasiones completa el significado de las palabras, indica el grado de atención que presta la persona que escucha a quien está hablando.
La utilización de la comunicación no verbal sigue cuatro principios: familiaridad, conjunto, congruencia y contexto.
- Familiaridad: Conocimiento que se poseemos de la situación en el que se produce la interacción (familiaridad situacional) y del que se tiene de la persona que emite y observa las señales no verbales (familiaridad personal).
- Conjunto: Las señales no verbales no se emiten nunca solas, sino en conjuntos. Deben analizarse formando parte de un todo no como señales aisladas. Es conveniente observar todo el cuerpo y en especial el rostro y las manos.
- Congruencia: Las señales verbales son congruentes entre sí y congruentes con las no verbales siempre. Cuando hay congruencia entre ellas, la comunicación es clara. Un ejemplo de incongruencia es la sonrisa de disimulo que sirve para ocultar emociones.
- Contexto: El empleo de las señales no verbales se rige por aspectos del contexto que determinan la comunicación dentro de una misma cultura. Existen aspectos propios del país, de la ciudad o de la región, de la clase social, de la categoría profesional o jerárquica y del entorno laboral. Un contexto serio va acompañado de una emisión limitada de señales no verbales, mientras que un contexto informal insta a una mayor expresividad.
Normalmente, nos distanciamos de otras personas cuando hablamos unos 45 ó 60 centímetros, distancia que es denominada la «burbuja personal» o «espacio personal» y que parece que todos consideramos como «territorio
Esto nos sucede incluso si esa persona es alguien de confianza: si se acerca demasiado emitiremos una serie de señales a través del lenguaje no verbal que dirán lo incómodo que nos sentimos (una mirada fría o hacia el suelo, nos echamos para atrás, nos hundimos en nuestro asiento, cruzamos las piernas y brazos formando una barrera, estiramos mucho el cuello…).
Nuestra cara también indica sentimientos y pensamientos (expresiones, gestos, miradas…), siendo los ojos son un elemento crucial de este tipo de comunicación, pues el sólo mirar a alguien indica que existe un interés hacia tal persona. Además, si nos sentimos observados hace que nos sintamos vulnerables, expuestos a una opinión ajena; si dos personas no tienen la suficiente confianza tienden a no cruzar la mirada.
Los ojos pueden indicarnos el carácter de una persona: un sujeto que mire hacia el suelo todo el tiempo, es probablemente tímido, inseguro…, y el mirar directamente a los ojos indica la necesidad de afecto o gran seguridad en sí mismo. La mirada también revela muchos sentimientos sexuales: se ha demostrado que se nos dilatan las pupilas si miramos a a alguien al que consideramos atractivo. Es más, la dilatación pupilar también indica nuestros gustos en cuanto a lo que oímos u olemos (una música agradable o al comer algo delicioso).
Otros elementos importantes en la comunicación no verbal son los movimientos de las manos y el ritmo corporal: cuando mostramos las palmas de las manos hacia arriba indicamos sinceridad, amistad, mientras que si las ocultamos o mostramos su dorso, no tenemos especial interés en nuestro interlocutor. En cuanto al ritmo corporal, prácticamente siempre estamos permanente enviando señales indirectas con los movimientos de todo nuestro cuerpo: la forma de sentarnos, la posición de piernas, los movimientos de los pies mientras que otro habla, puede indicar que estamos de acuerdo o no con lo que escuchamos. Cuando dos personas discuten sobre algo y no están de acuerdo, cambian continuamente de postura y no coinciden en la forma de sentarse o colocarse, pero, curiosamente, si están de acuerdo, acabarán adoptando la misma postura corporal, de las manos, etc.
La comunicación no verbal se aprende igual que el lenguaje hablado, y los factores ambientales (educación, cultura, etc.) influyen enormemente en sus formas. Tiene las siguientes funciones:
- Complementa, matiza o pone énfasis a nuestro mensaje: por ejemplo, no es lo mismo decir “por fin estás aquí” con voz enérgica y gestos de desaprobación, que si lo hacemos con un tono suave acompañado de un suspiro. Es decir, una misma expresión puede tener diferentes significados dependiendo de nuestro lenguaje no verbal.
- Comunica directamente: a veces las palabras sobran. Por ejemplo, cuando abrimos los brazos hacia los lados y nos encogemos de hombros, a la vez que subimos ligeramente las cejas, indica que no sabemos algo.
- Regula la conversación: cuando hacemos pausas, bajamos el tono de voz, cambiamos de postura para tomar la palabra, o dirigimos la mirada de un interlocutor a otro, estamos guiando el diálogo.