Podemos definir las adicciones como enfermedades cerebrales crónicas caracterizadas por buscar y consumir repetidamente drogas independientemente de las peligrosas consecuencias físicas y mentales. Al ser las drogas modificadores cerebrales, y en general de todo el sistema nervioso, pueden englobarse como trastornos del cerebro, ya que lo modifican, tanto en su estructura como en su funcionamiento, incluso en periodos continuados en el tiempo. Normalmente el abuso en el consumo de drogas origina conductas nocivas y antisociales.
El término “adicción”, definido por el DSM-V, es un grave trastorno por el empleo de sustancias. Actualmente, existen otro tipo de adicciones sin sustancias (adicción al sexo, ludopatía, etc.) que replican conductual e incluso fisiológicamente casi todos los patrones al abuso con sustancias. Esta dolencia puede llegar a ser muy peligrosa e incluso en algunos casos, mortal –sobredosis- y de cualquier modo, requiere una intervención y tratamiento que si no se produce, se cronifica.
Aunque el comienzo de la adicción suele ser una decisión voluntaria, conforme avanza el consumo continuado se pierde el autocontrol, siendo este un elemento característico de las adicciones. Varios estudios realizados indican que con el abuso de drogas se modifican las estructuras cerebrales que son fundamentales para la percepción, el control del comportamiento, el aprendizaje o las decisiones.
¿Por qué alguien empieza en las drogas?
Las razones más frecuentes suelen ser:
- Sentirse bien: casi todas las drogas que generan adicciones fuertes producen intensas sensaciones de placer. Al sentir ese placer, además se provoca una gran euforia, seguida de los efectos particulares de cada una de las sustancias (euforia en la cocaína, relajación y bienestar en el caso de los opiáceos, etc.)
- Sentirse mejor: hay muchas personas que cuando tienen un cuadro de ansiedad, estrés o depresión, empiezan a utilizar las drogas para eliminar las sensaciones desagradables.
- Tener más capacidad: otro de los motivos fundamentales es la mejora o aumento de la capacidad física o psíquica (más energía para desempeñar un deporte, más atención para estudiar o tomar decisiones, etc).
- Curiosidad: la mayor vulnerabilidad está en los adolescentes, que se dejan influir por su entorno social y buscan la aceptación de un grupo de referencia y “como todos lo hacen”, siguen sencillamente la corriente.
En el inicio del consumo de droga, normalmente se tiene la percepción positiva de los efectos, así como la creencia del control en el consumo. Sucede que al continuar en el consumo, el organismo desarrolla una tolerancia a la sustancia, debiéndose elevar el nivel de droga no ya para alcanzar el éxtasis, sino para estar sencillamente en un estado de normalidad (esto sucede con mayor claridad con los alcohólicos, que necesitan una determinada ingesta para evitar sintomatología como temblores, alucinaciones, etc.).
Especial atención merecen las adicciones socialmente aceptadas como el tabaco o el alcohol. Ambas sustancias están toleradas en casi todos los ámbitos, y tienen un fuerte componente social que dificulta la ruptura con la sustancia.
Casi todas las sustancias que generan adicción inciden y modifican el sistema de recompensas del cerebro, descontrolando este “circuito” con dopamina, que es un neurotransmisor que regula las emociones, las motivaciones y el placer. Esta sustancia se activa de manera natural con el desempeño de actividades placenteras para el individuo, en todo los aspectos (deseos, comidas estimulantes, actividades reforzantes, sexo, etc.), pero cuando es activada artificialmente por una sobreestimulación con sustancias, la euforia se multiplica, generándose un patrón de aprendizaje para continuar ese comportamiento.
De esta manera, al generarse una habituación en la dopamina alta, el sujeto cada vez tendrá que aumentar la cantidad de droga para conseguir el efecto buscado. Los componentes químicos de las drogas como la marihuana o la heroína desencadenan la actividad neuronal porque imitan a los neurotransmisores naturales. Otros estimulantes como las anfetaminas o la cocaína provocan una gran liberación de neurotransmisores naturales.
En la relación de las adicciones y los trastornos mentales, suelen darse en patología dual, coexistiendo ambas. En el caso de la depresión, la ansiedad o la esquizofrenia, pueden preceder a las adicciones, aunque en otros casos pueden desencadenar otros trastornos (brotes psicóticos, etc).
¿Cuáles son los factores de riesgo en las adicciones?
No hay un solo factor que implique si alguien desarrollará una adicción, y la vulnerabilidad cambia en cada persona. Pero como norma general, cuantos más factores de riesgo, mayor es la probabilidad de que el consumo de drogas se convierta en abuso y posteriormente, en adicción.
Existen dos tipos de factores de riesgo en las adicciones:
- Ambientales: En este apartado podríamos diferenciar entre el entorno del hogar (especialmente en la infancia) y el entorno social (amigos, compañeros de estudios en la adolescencia, etc.).
- Biológicos: Aquí podríamos incluir la herencia genética, el desarrollo, etnia, etc, en un porcentaje que oscila entre el 40% y el 60%. Los sectores más susceptibles tener adicciones son los adolescentes y sujetos con trastornos mentales.
¿Pueden superarse las adicciones?
SÍ. Las adicciones son patologías crónicas que pueden ser tratadas y superadas, aunque en algunos casos tienen un pronóstico muy complejo. La intervención busca neutralizar los efectos perniciosos sobre el cerebro, fisiológicamente, y recuperar el control, conductualmente, del sujeto. El abordaje conjunto (médico, psicológico y social) es fundamental para controlar todo el espectro de las adicciones en el sujeto.
En la psicoterapia se busca que el individuo participe activamente en la intervención, cambiando las cogniciones, emociones y comportamientos relacionados con el consumo. Es muy importante que el paciente vaya recuperando paulatinamente los comportamientos adaptativos en todos los aspectos vitales (familiar, laboral, social).
Los programas con más éxito en rehabilitación de adicciones comienzan con un internamiento estricto, para progresivamente ir integrando al individuo nuevamente en su vida, con un patrón completamente diferente de relación y comportamiento. Por ello hay que modificar no solo las adicciones en sí, sino todo el entorno que la rodea, en la familia, domicilio, etc.
Se ha demostrado que además de un enfoque cognitivo-conductual es importante reforzar de manera contigente la superación de las adicciones, así como fomentar una adecuada motivación. Igualmente, la psicoterapia de grupo, orientada y dirigida por un psicoterapeuta, puede lograr grandes avances en el tratamiento de las adicciones.