El Trastorno Afectivo Estacional (TAE, en inglés SAD -Seasonal Affective Disorder-) se refiere a un tipo de depresión que ocurre en cierta época del año, generalmente durante el invierno y las horas de luz se van reduciendo. Cuando la primavera regresa y los días vuelven a ser más largos, las personas que padecen de TAE experimentan alivio de sus síntomas y su estado de ánimo y nivel de energía se normalizan. Los síntomas del TAE son los mismos que presentan las personas con depresión y pueden variar en severidad, interfiriendo en muchas ocasiones con las relaciones personales. Entre los síntomas se observan fatiga, estado de ánimo triste, antojos e ingesta de más dulces, pérdida de interés, dificultades para dormir, sentimientos de desesperanza o desesperación y pensamientos suicidas. De esta manera, el trastorno afectivo estacional “es más que una simple tristeza invernal”. El Trastorno Afectivo Estacional forma parte de los trastornos del estado ánimo, junto con la Depresión Mayor y la Depresión Psicótica y afecta a nuestro bienestar, nuestra interacción social, nuestro apetito y deseo sexual.
El término Trastorno Afectivo Estacional fue acuñado por Norman Rosenthal, profesor de psiquiatría clínica de la Universidad Georgetown (Washington, Estados Unidos) que durante 20 años investigó el TAE en el Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU. Según su teoría, los pacientes que sufren este trastorno experimentan los síntomas depresivos durante los meses de otoño e invierno debido a que hay menos luz solar, y empiezan a mejorar con la llegada de la primavera. Uno de los motivos por lo que esto ocurre es por la falta de vitamina D. Un trabajo de investigación realizado por las universidades de Georgia, Pittsburg (Estados Unidos) y la Universidad Técnica de Queensland en Australia, que revisó más de 100 artículos destacados, concluyó que existe una relación entre la vitamina D y la depresión invernal. La vitamina D está involucrada en la síntesis de serotonina y dopamina en el cerebro, ambos neurotransmisores están relacionados con la depresión. Tras su estudio de Rosenthal, surgió la luminoterapia (también llamada «fototerapia»), un tratamiento para el TAE (y otros trastornos) que pretende modificar el reloj interno que regula los ciclos de actividad del organismo, que reside en el cerebro y se activa por el estímulo lumínico.
Se estima que actualmente esta dolencia afecta a entre un 3% y un 10% de la población de los países con cambios de estación bruscos, como los nórdicos. A diferencia de la depresión típica, los pacientes con TAE no pierden el apetito, peso y sueño, sino que tienen una necesidad exagerada de dormir y una tendencia a engordar, pues, respecto a este último punto, el TAE provoca éstos que coman de forma compulsiva, especialmente alimentos de alto aporte calórico. Los síntomas generalmente se intensifican de manera lenta a finales del otoño y en los meses de invierno.
Como ya hemos visto anteriormente, numerosos estudios indican que el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) está desencadenado por la respuesta del cerebro a la disminución de la exposición a la luz natural. Aunque nadie entiende completamente cómo ni por qué sucede, parece ser que las causas del TAE se concentran en el papel que podría tener la luz solar en la producción en el cerebro de hormonas clave: dos sustancias químicas específicas en el cerebro, melatonina y serotonina, podrían estar involucradas en el TAE. Estas dos hormonas ayudan a regular los ciclos de sueño-alerta, la energía y el estado de ánimo. Los días más cortos y las horas de oscuridad más largas en el otoño y el invierno pueden causar un aumento en los niveles de melatonina y una disminución en los niveles de serotonina, que podrían crear condiciones biológicas para la depresión.
La melatonina está asociada con el sueño. El cuerpo produce esta hormona en mayores cantidades cuando hay oscuridad o cuando los días son más cortos. Este aumento en la producción de melatonina puede hacer que una persona se sienta somnolienta y letárgica. Con la serotonina, sucede lo opuesto – la producción de serotonina aumenta cuando una persona está expuesta a la luz solar, de modo que es probable que los niveles de serotonina sean más bajos durante el invierno, cuando los días son más cortos. Los niveles bajos de serotonina están asociados con depresión, de manera que aumentar la disponibilidad de serotonina ayuda a combatir la depresión.
Dentro de los factores de riesgo podríamos incluir el ser mujer, ya que se diagnostica más en el sexo femenino que en el masculino, aunque los hombres pueden tener síntomas más graves. También podemos indicar que el TAE parece ser más común entre las personas que viven al norte o al sur del Ecuador. De la misma manera que sucede con otros tipos de depresión, las personas con trastorno afectivo estacional pueden tener más probabilidades de tener parientes con esta dolencia.
Además de la falta de sol (en el caso del paso a estaciones como otoño e invierno), las conductas que realizan las personas cobran un papel fundamental a la hora del desarrollo del problema. Si ante la falta de sol y la apatía o sentimientos negativos, la persona deja de hacer actividades que antes disfruta su estado de ánimo continuará bajando y tendrá menos ganas de realizar actividades.
Al igual que en la mayoría de problemas psicológicos, las personas que desarrollan TAE sufren consecuencias en la mayoría de las áreas importantes de su vida.
¿Cómo enfrentarnos al Trastorno Afectivo Estacional?
El tratamiento para el trastorno afectivo estacional puede incluir la terapia de luz o fototerapia, la psicoterapia y los fármacos.
- La terapia de luz, -o fototerapia, como vimos antes- en la que nos sentamos a pocos metros de una caja que imita la luz al aire libre y parece causar un cambio en las sustancias químicas del cerebro vinculadas con el estado de animo. La terapia de luz es uno de los tratamientos de primera línea para el trastorno afectivo estacional. Por lo general, comienza a trabajar en dos a cuatro días y provoca pocos efectos secundarios. La investigación sobre la terapia de luz es limitada, pero parece ser eficaz para la mayoría de la gente en el alivio de los síntomas del trastorno afectivo estacional.
- Psicoterapia: es otra opción para tratar el trastorno afectivo estacional. Aunque se cree que el trastorno afectivo estacional estar relacionado con la química del cerebro, su estado de ánimo y el comportamiento también se pueden añadir a los síntomas. La psicoterapia puede ayudar a identificar y cambiar los pensamientos negativos y los comportamientos que pueden hacernos sentir mejor. También podemos aprender formas adaptativas de enfrentarnos al TAE y manejar el estrés.
- Fármacos: algunas personas con trastorno afectivo estacional pueden beneficiarse del tratamiento antidepresivo, especialmente si los síntomas son severos. Hay que tener en cuenta que puede tardar varias semanas para notar todos los efectos de este tipo de medicación, además de elegir correctamente el fármaco que mejor se adapte a la situación personal y tenga menos efectos secundarios.
Pero además de todas estas terapias, podemos afrontar esta situación con las siguientes indicaciones:
- Sal a la calle: Es necesario que no te quedes en casa, pues muchos estudios afirman que salir a la calle, aunque sea para dar un simple paseo, aumenta los niveles de serotonina, cosa que puede ayudar decisivamente a combatir el TAE. Si además hace buen día, también puedes beneficiarte de la vitamina D que proporciona un día soleado.
- Haz deporte: Durante varias décadas, los estudios han demostrado que practicar ejercicio puede mejorar nuestro bienestar mental independientemente de la edad o la condición física. El ejercicio favorece la liberación de endorfinas, unas sustancias químicas que producen sensación de felicidad y euforia.
- Rodéate de tu familia y amigos: Apoyarte en las personas que puedes confiar y te van a escuchar te va a beneficiar, ya que su presencia actúa como un factor protector de la depresión y contra los pensamientos irracionales característicos de esta patología.
- Plantéate metas y objetivos para este invierno: Plantearse metas y tener objetivos tiene un efecto positivo en la motivación y mejora el bienestar, siempre y cuando sean realistas. Pero no solamente los objetivos a largo plazo van a tener este efecto, sino que, además, es necesario tener objetivos a corto plazo para seguir motivado durante el proceso.
- Come sano: la alimentación sana y equilibrada mejora la salud y el bienestar mental. Varios estudios indican que la dieta puede proteger contra la depresión y reducir su riesgo en un 40 y 50%.
- Practica Mindfulness: Con su práctica se mejora la autoconciencia, el autoconocimiento y la inteligencia emocional. Además, reduce el estrés, la ansiedad y, entre otros beneficios psicológicos, mejora la autoestima. Pero más que un conjunto de técnicas para estar en el momento presente, es una actitud ante la vida, un estilo de afrontamiento que impulsa las fortalezas personales.
No hay forma conocida de prevenir el desarrollo del trastorno afectivo estacional. Sin embargo, si desde el principio tomamos el control de los síntomas, es posible que podamos impedir que empeore con el tiempo. Si podemos conseguir el control de los síntomas antes de que empeoren, es posible que podamos atajar cambios importantes en niveles de estado de ánimo, el apetito y energía.
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